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lunes, 17 de octubre de 2016

Relato roto, número tres.

Ella me dice que escriba.
Cada vez que me ve baja de moral.
O llena de odio.
O colmada de miedos.
O vacía de esperanza.
Ella me dice que escriba.
Yo, que no sé contar historias, aporreo las teclas.
Maltrato las palabras.
Violento las letras.
Rasgo pensamientos en jirones de tinta electrónica.
Ella me dice que escriba.
El miedo se va escondiendo entre las teclas.
El vacío se torna pleno, pero espacioso.
La esperanza  no renace ¡Es innecesaria!
El odio, ¿qué era el odio?
Los miedos se tornan anhelos.
Ella me dice que escriba.
Como si no existiese nada más que este momento.
Como si nadie fuese a leer nunca lo que sale de mis intentos.
Como quién respira.
Ella me dice que escriba.
Y escribo.

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