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lunes, 22 de agosto de 2016

Futu.re, de Dmitry Glukhovsky


Hay muchos libros que descubro por pura y simple casualidad, azar o como se le quiera llamar. En este caso, lo llamaré suerte y de la buena. Me encanta la ciencia ficción, tanto en forma de libro como de película y leo bastantes libros de este género. Pero entre  todos esos libros pocos hay capaces de hacerme reflexionar, de dejar una huella, por pequeña que sea, en mí. Lo que os traigo hoy es una de esas escasas excepciones. Se trata de Futu.re, de Dmitry Glukhosky, que me ha recordado mucho a la película "Blade Runner". He leído que tal vez esta novela sea llevada también al cine y me gustaría mucho ver esta historia en la gran pantalla.

Y recordando precisamente esta maravilla de película, "Blade Runner", me doy cuenta de que hace ya años que se han generalizado los futuros distópicos, los mundos del mañana que lejos de ser perfectos y superdesarrollados, son realidades más creíbles. Esta tendencia, tal vez ha sido influida por "Sueñan los androides con ovejas electricas" de Phillip K. Dick y sobre  su adaptación parcial a la gran pantalla; y ha dado, para mí gusto, muy buenas obras de ciencia ficción. Ese futuro que dista mucho de ser ideal, ese mundo opresivo, viejo y desalentador aunque con una tecnología avanzada; tiene aún hoy en día un claro reflejo en las series, libros y películas que se van  estrenando. Futu.re se narra en  uno de esos mundos ficticios del mañana, con una importante dosis de realismo crudo y grandes temas de actualidad, aunque muchos de ellos tan antiguos como el ser humano.

La acción se desarrolla en  el mundo del siglo XXV, en una Barcelona futurista, donde la gente vive apiñada en torres enormes de edificios. El agua de la vida, repartida en toda Europa, hace que las personas no mueran;  pero esto, obviamente, origina otros problemas en un mundo superpoblado y con escasez de recursos. Por ello, quién desee tener un hijo deberá administrarse una inyección para morir. Para evitar que la gente se escaqueé y tenga descendencia sin pagar ese precio, existe la Falange, los llamados Inmortales. Son un cuerpo armado que administra el suero de la muerte a los renegados, a los que se  niegan a cumplir esta norma.

La historia se narra a través de Yan, un inmortal que un día recibe el encargo de administrar el suero al líder de un partido político que lucha contra el sistema establecido, en particular,que propugna que la gente tiene derecho a reproducirse sin tener que morir. Yan narra en primera persona y con bastante realismo y crudeza los avatares de su trabajo y de la propia vida en ese mundo del futuro. Se ve una evolución en el personaje, que no puedo describiros sin desvelar por completo el argumento y chafaros el libro, pero sí decir que al final de la novela nada o muy poco queda del Yan altivo y un tanto arrogante que comienza esta historia. Sin embargo, hay aspectos del personaje que se mantienen en toda la trama y que son clave para entender el libro.

Además de Yan, que es el narrador y protagonista absoluto, la cantidad de personajes secundarios es bastante numerosa, hay tantos que me es imposible destacar a ninguno. Entre ellos hay políticos, otros Inmortales, científicos, inmigrantes ilegales y un largo etc.

Entre los muchos temas importantes y de máxima actualidad que trata el libro está el derecho a la vida y  la integridad, la inmigración, la sobreexplotación de recursos, el aumento incontrolado de la población humana y lo que más me llamó la atención, el derecho a morir. Es un libro que nos hace reflexionar sobre la necesidad de la muerte, lo que podría pasar si fuesemos inmortales. Y reflexiona también sobre el abuso de los poderosos sobre los más débiles. Refleja aspectos de la sociedad como la política y la corrupción dentro de ella.

No quiero desvelar demasiado, sólo comentar que tanto el final como toda la trama son impactantes y están realmente logrados. A pesar de su falta de lirismo, la prosa de Glukhovsky logra realmente trasladarnos a esas situaciones que describe. Si bien estilo del autor es poético en ocasiones, me resulta muy poco convencional. El ambiente descrito  es opresivo, inquietante y hasta mareante en ocasiones. En mi opinión, los escenarios ficticios que se recrean son una parte muy importante, pues crean las emociones necesarias en el lector para que se comprenda el mensaje que trata de transmitir.

El concepto de la muerte es tal vez lo más sobresaliente de la novela. Es algo que debéis descubrir por vosotros mismos. Pero para mí, el mensaje que se lee entre líneas está muy claro. Habla, fundamentalmente, de la muerte y de las consecuencias del orgullo y la testarudez humana, de la fatalidad de tratar de ir en contra de nuestra naturaleza. Tiene  un parte de ciencia y aspectos tecnológicos, como todo buen libro de ciencia ficción, pero es más importante quizás la parte filosófica. Se plantean además temas religiosos y espirituales, de dónde venimos y a dónde vamos y como nos perdermos por el camino, como vida y muerte se entrecruzan.

El principio del libro es  poco usual, como toda la novela. Para mí este inicio es en realidad una metáfora, si queréis descubrir a que me refiero, os animo encarecidamente a leer esta obra.
"El ascensor es una cosa excelente, ya lo creo. Ofrece múltiples motivos de admiración.
Haciendo un viaje en horizontal, siempre sabes adónde llegarás.
En cambio, trasladándote en vertical, puedes acabar en cualquier lugar."

Y, para terminar,  un par de frases interesantes también del principio:
" Vives como una cucaracha de a pie, batallando: recorres las trincheras de las paredes y los suelos agrietados."
"¡El alma ya no la utiliza nadie!"


martes, 16 de agosto de 2016

En el punto de mira, de Arantxa Rufo

Uno de mis géneros predilectos es la novela negra, y en general las historias de policías y detectives, donde tanto se materializa la eterna lucha del bien contra el mal. Sin embargo, he leído pocas de autores independientes. Será porque descubrí lo indie hace apenas unos meses y pocos libros de estas características que me resultasen atrayentes llegaron a mis manos.

Hace unas semanas llegó a mi 'En el punto de mira', recomendado por su propia autora, Arantxa Rufo.  Leí la sipnosis y descargué la muestra, lo que suelo hacer cada vez que alguien contacta conmigo. La sinopsis no llamó demasiado mi atención, pero cuando días después me decidí a leer la muestra supe que debía hacerme con el libro. Fue el prólogo, en segunda persona, y que mete al lector directamente en la mente del personaje, de una de las víctimas en este caso, lo que me incitó al fin a leer la novela. El estilo de la autora y su manera de narrar  en el siguiente capítulo fue también un aliciente importante.

La novela se estructura en un prólogo, cuarenta y ocho capítulos y dos epílogos, siguiendo a alguno de los personajes principales. El narrador es omnisciente en todo el libro, tanto la parte del principio que emplea la segunda persona, dirigiéndose directamente al lector, como el resto de la novela, ya en tercera persona. Cada capítulo se titula con un número, una fecha y hora y la localización. Un detalle muy de película, si bien todo el libro y la forma de contar la historia recuerdan al séptimo arte. La distribución de los capítulos me pareció  también cinematográfica. La escritora trabaja por escenas y corta la narración en el momento justo generando la tensión suficiente para que el lector quiera seguir leyendo.

 La acción transcurre mayoritamiente en Londres y los escenarios están bastante bien descritos, para lo que es necesario en un libro de este género. Se puede apreciar que la autora conoce los lugares y se molestó en imaginarlos convenientemente y documentarse. La documentación y el trabajo también se nota en las descripciones sobre las acciones de los protagonistas. Detalles del trabajo policial y de la forma de actuar de la asesina a sueldo a la que persiguen. Además, la obra tiene parte de romanticismo y describe un poco la vida familiar y con amigos de sus personajes. La novela consta de unas 459  páginas, lo que a algunos puede parecerles largo, pero yo creo que ni sobran ni faltan, sino que se ajustan bien a lo que pide la historia que en ellas se desarrolla.

En cuanto al tiempo, es lineal y la acción  transcurre en un par de meses, del 20 de mayo al 12 de junio,  pero hay alusiones a acontecimientos del pasado necesarios para entender el resto de la narración. El narrador va siguiendo tanto los pasos de la francotiradora, Kathleen Addams, como del inspector encargado de cazarla, Daniel Ryman. Para mí, ellos son los protagonistas de la novela. Ambos son peculiares, ya que ni Daniel es perfecto (aunque en ocasiones lo parezca) ni Kat es la típica asesina a sueldo psicópata y perturbada a la que es fácil odiar. En cambio, es muy sencillo empatizar con ella, entenderla y hasta desear que no salga mal parada. Ya es extraño de por sí que la protagonista sea una mujer, más que sea francotiradora; pero el carácter de Kathleen me pareció también peculiar. Aunque es reservada, consigue dar una apariencia de extroversión en ocasiones. Su autocontrol y su capacidad para la interpretación, necesarios muchas veces en su trabajo, son admirables.  Daniel es un policía astuto, obsesionado con su trabajo, que conoce su oficio y va a poner en aprietos a nuestra protagonista. Ambos, asesina a sueldo y policía,  tratan de hacer  justicia, a su manera y con sus propias armas y habilidades. La eterna lucha entre el bien y el mal de la que hablaba al principio parece no ser en este caso el nudo central de la historia. Está presente, pero ¿quiénes son los buenos y, sobre todo, quiénes son  los malos?

Otro de los personajes fundamentales es Jason Cole. Se trata del compañero de Kathleen, un hacker que le facilita mucho sus misiones como francotiradora y con el que tiene una empresa de seguridad informática que les sirve de tapadera. Mantiene con él una relación que va más allá del compañerismo o la amistad, ya que son amantes ocasionales y Kat sabe que Jason está enamorado de ella. Todo se complica cuando Kat se encuentra  a Daniel en una fiesta, tras el divorcio de este, y sienten de nuevo la atracción entre ellos. Kat no sabe que él es policía y mucho menos el encargado del caso de su último trabajo. Un trabajo en tres partes, con dos víctimas más de las que tiene que ocuparse, que se complicará mucho a partir de entonces.

Los personajes secundarios también aportan mucho a la historia y muchos de ellos son imprescindibles. Tienen cada uno su propio carácter bien definido. Así, entre ellos tenemos a policias, a descatar el compañero de Daniel, el teniente Saunders. Saunders es un mujeriego pero también sabe hacer su trabajo. Sin embargo, ¿es Saunders un compañero leal? Además está la agente especilizada en informática a la que Daniel pide ayuda, Jennifer Crewe. No es que su papel sea muy relevante en la historia, pero es de mis personajes favoritos por su caracterización. También el  hermano de Daniel, Aaron, y su esposa Deborah, que es amiga de Kat, me parecen destacables. Aunque sus papeles son más cortos, ambos tratan de hacer de casamenteros entre nuestros protagonistas, lo que constituye una  parte importante de la historia. Otro personaje que me llamó la atención es el traficante que provee de armas a Kat, el carismático y misterioso Veyron.

Con esta trama, un argumento con muchos giros inesperados, es lógico que el libro enganche, pero más que eso es la humanidad que la autora consigue dar a los personajes y la empatía que se siente con ellos lo que te mantiene pegado a sus letras. Se sufre con ellos y se viven sus aventuras.

El principio y en general el desarrollo de la novela me encantó y, para mí , quizás lo menos destacable fue el final. Está bien, es correcto y mantiene al lector en tensión. Tampoco es algo que se vea venir claramente, pero desde la mitad del libro tienes la sensación de que tiene que acabar así.  Está bien narrado y construido y además se adecua perfectamente a la trama, pero como lectora esperaba otra cosa, otro giro inesperado tal vez.  Me dejó cierto regusto amargo y esto es algo puramente mío y personal, que tiene más que ver conmigo que con la propia obra. A otra persona quizás le encante tal como está. Sin embargo, algo bueno de este final en dos epílogos es que deja la puerta abierta a una posible continuación de la historia, o a que el lector se imagine como podría ser. Sinceramente, me gustaría que hubiese esa segunda parte y la leería con agrado. El libro termina en el momento justo y la historia, a pesar de mis impresiones, tiene un final lógico y que no decepciona.

Como conclusión diría que la autora maneja con acierto los tópicos de la novela negra y de la romántica y consigue una obra entretenida y agradable de leer. Es muy recomendable si os gusta lo policíaco, casi negro,  y no os disgusta lo romántico. Su ritmo trepidante en ocasiones se acerca al thriller y tiene la dosis adecuada de suspense.

Os dejo un pequeño fragmento del prólogo, que fue la parte que a mí más me llamó la atención:
"El frío va remitiendo, por fin. Ya no sientes nada y el mundo se vuelve negro. Te repites, una última vez, que esto no puede ser verdad."

martes, 9 de agosto de 2016

Recopilación de textos cortos


"Hiciste castillos en el aire, venciste dragones, creaste dioses y demonios que te atemorizaban y te olvidaste del mundo por encerrarte en ti misma. Yo levanté un pequeño refugio, voy venciendo uno a uno mis temores, creo iglesias para demonios cuyo altar era mi cuerpo, dioses cuya catedral eras tú y por encerrarme en ti recordé de nuevo el mundo. Pero, ¿qué importa? De nada sirve la luz a quién no quiere ver "

"Hay imposibles que conseguimos a diario. Estar contigo y no tocarte. Pensarte cada segundo y fingir que te he olvidado. Colarme desnuda en tus sueños y asustarte, a pesar de todo. Hay posibles que nunca podrán ser. Coger tus manos de nuevo. No temblar ante el roce de tu piel. No decirte que esto se hunde, que se acabó y no hay más... Pero aquí me tienes, a tu lado. Aunque ni siquiera me escuches. Aunque no sepas que mis frases cansadas, mis versos agotados, mis gritos exhaustos van por ti . Aunque sea esa moneda que un día atesoraste y que hoy, oxidada, olvidas en un cajón. Aunque ya no seamos uno, ni dos, ni nada. Por eso hay imposibles que podrían ser, pero que ya han sido"

Ahora ya no sé quién soy ni de dónde vengo. Futuro y pasado son un imposible que nunca es. Hogar y lucha se han vuelto la misma palabra. Tu dolor cansado me ha ido desgastando porque hasta la roca más dura acaba herida por la constancia. Aún veo belleza y luz entre el martirio, o a pesar de él. Y tú ignoras tu propio brillo y solo ves oscuridad. Pero, ¿sabes qué? Sigo aquí y aquí seguiré."

"Todos vivimos en mundos irreales, en el país de nuestros pensamientos, nuestro sentir y nuestras impresiones. Los mismos sentidos y el cerebro con los que nos comunicamos con el exterior nos engañan muchas veces, sin que lo percibamos. Todos nos montanos películas en la cabeza, algunos sci fi, otros telenovelas. A veces vivimos en una peli de terror de serie B. A veces una comedia romántica. Y cada película, cada mundo irreal de cada mente es diferente, aunque la realidad sea la misma para todos. Tal vez por eso nos cuesta tanto entendernos entre nosotros. Tal vez por eso todo cuanto decimos o hacemos se tergiversa."

"Cuando me tiendes la mano, se detiene el dolor y se paran las ruedas del pensar. Entonces caminamos, la alegría regresa y andan las piernas del sentir."

"Tengo heridas que ladran y muerden cada noche. Cuando entre mis sueños y mis desvelos te me apareces, eres un lobo negro y blanco en mis pesadillas lúcidas. Te fuiste y te olvidé, pero nunca te acabas de marchar y siempre te recuerdo. Y cuando el lobo desgarra mi piel de nuevo ya no eres tú, sino yo, que te invoco sin quererlo. Soy quién te pone de nuevo cuerpo."

lunes, 1 de agosto de 2016

El castillo soñado

Érase una vez, hace mucho mucho tiempo, un reino muy lejano.  Estaba gobernado por un rey avaro, que temía perder el poco oro que conservaba, las joyas y ,sobre todo, su honor. Vivía con su familia en un castillo en ruinas. Su hogar se caía a pedazos por falta de cuidado.

 Un día la princesa se fue a hacer la siesta. A la hora de la cena, al ver que no bajaba, al rey se le atragantaron las humildes judías y el pan que era su sustento. Entró golpeando la puerta en el cuarto y con ello no contento, zarandeó a su hija y le gritó. Vino la reina al oir el estruendo. Le aplicó unas sales y le echó agua en la cara, pero la pequeña princesa no despertaba.

Cuando ya dormía un sueño de cien noches, pasó por el pueblo un hechicero que, de puerta en puerta, vendía sus ungüentos. El rey, preocupado, mandó al hechicero que a la niña despertara . El sabio probó todos sus trucos y ninguno funcionaba. Entonces mandaron llamar a una bruja vieja y astuta . Trajo su marmita, pero antes de empezar, dijo: es muy caro mi servicio, ¿podréis pagarme? El rey desesperado ofreció toda su fortuna. Cuando la princesa abrió los ojos, el rey se olvidó de la bruja y del hechicero. No pagó a ninguno lo que correspondía.  Y la bruja le maldijo. El insomnio fue su castigo.

Cansado de no pegar ojo, a los dos o tres días, el avaro rey recordó sus promesas e hizo llamar a la bruja curandera.
— ¿Cúal es vuestro precio? — le preguntó— pagaré lo que sea por recuperar el sueño.
— Mi precio y vuestro sueño son la misma cosa, pues vivís dormido creyendo estar despierto.
—Explicaos— rogó el rey, confuso.
—Os lo mostraré, pues todo hecho puede más que las palabras.

Y dicho esto, dejó caer al suelo una botella que al estallar formó una  nube de espesa niebla. Cuando desoejó, el castillo; con sus caballerizas, su puente, su foso, sus torres y almenas; desapareció ante sus ojos. Y vieron que vivían en una cuadra. El rey miró perplejo alrededor y luego a sus ropajes, que se habían tornado andrajosos.
—¿Qué encantamiento es este? ¿Qué habéis hecho, bruja?
— Devolveros al lugar que os corresponde—dijo la bruja revolviendo en sus hechizos. Ahora podéis dormir tranquilo.

Y en medio de una nube de humo, la bruja se desvaneció.

El rey se mandó a los caminos a sus soldados más leales hasta hallar al hechicero. Cuando le trajeron a su presencia, le preguntó si podía volver a la vida su castillo. El hechicero, sacando una esfera de cristal dijo:
—He aquí vuestro castillo, en el país de los sueños— y le mostró la imagen de su desastrado hogar— pero me temo que no puedo devolvéroslo.
—¿Quién puede?
— Un soñador de corazón puro— repuso el hechicero— y ahora, si me disculpáis, tengo mucho camino por andar.

El rey volvió apesadumbrado a dónde otrora estuviera su castillo. Y contempló con regocijo que allí de nuevo se encontraba. Entró en la propiedad armando gran estruendo.
—¡Chist! La niña duerme, no la despiertes— dijo la reina poniendo un dedo sobre sus labios.
Y desde entonces, cada vez que la princesita despertaba, el castillo se desvanecía.
*Nota de la autora: cuento propio basado en una imagen de internet.